Enfermedad renal: conoce tu diagnóstico

Descubre qué son tus riñones, cómo funciona la ERC, sus síntomas y tratamientos para mejorar tu calidad de vida.

Enfermedad Renal Crónica

Los riñones son dos órganos en forma de frijol, situados a ambos lados de la columna vertebral. Su función principal es filtrar la sangre, eliminar desechos y regular el equilibrio de agua, sales y minerales en el organismo.

La enfermedad renal crónica (ERC) se produce cuando, de forma progresiva y generalmente silenciosa, la capacidad de filtrado de los riñones disminuye. Esto puede deberse a diabetes, hipertensión, enfermedades autoinmunes o causas genéticas.

Sintomas posibles en la enfermedad de riñon

Orina espumosa o con sangre

La presencia de proteínas o glóbulos rojos altera el aspecto de tu orina y puede indicar daño en los filtros renales.

Aumento de micciones nocturnas

Levantarte varias veces por la noche para orinar puede ser señal de que tus riñones no concentran correctamente la orina.

Hinchazón en tobillos, pies o párpados:

La retención de líquidos provoca edemas visibles, especialmente en las zonas más bajas del cuerpo y alrededor de los ojos.

Fatiga persistente y debilidad:

La disminución de la producción de eritropoyetina conduce a anemia, dejándote con sensación continua de cansancio.

Picor de piel y calambres musculares:

Los desequilibrios de fósforo y calcio en sangre pueden provocar prurito intenso y contracciones involuntarias.

Pérdida de apetito y sabor metálico

La retención de líquidos provoca edemas visibles, especialmente en las zonas más bajas del cuerpo y alrededor de los ojos.

Tratamientos habituales

Cuando la función renal ya no es suficiente para mantener el equilibrio de tu organismo, es importante conocer las opciones de tratamiento disponibles. Cada una persigue el mismo objetivo: eliminar toxinas y exceso de agua, aliviar síntomas y prolongar tu bienestar. La elección dependerá de tu estado de salud, preferencias personales y recomendaciones médicas.

Tu sangre circula por una máquina que la filtra externamente y la devuelve limpia a tu cuerpo; suele realizarse en un centro especializado, tres veces por semana, en sesiones de 3–4 horas.
Hemodiálisis
Utilizas el revestimiento interno de tu abdomen como membrana de filtración, introduciendo y drenando líquido dializante en casa varias veces al día o de forma continua durante la noche.
Diálisis peritoneal
Consiste en recibir un riñón sano de un donante vivo o fallecido; tras la cirugía, necesitarás medicación inmunosupresora de por vida para evitar el rechazo del órgano trasplantado.
Trasplante de riñón

Hábitos Saludables y Prevención

Adoptar pequeños cambios en tu rutina diaria puede ayudar a frenar el avance de la ERC y proteger tus riñones a largo plazo. Controlar tu presión arterial —midiéndola con regularidad y siguiendo el tratamiento pautado— es fundamental para evitar un daño vascular adicional. Si eres diabético, mantener la glucosa estable y revisar tu hemoglobina glicosilada cada 3–6 meses reduce el desgaste renal asociado.

Incorpora al menos 30 minutos de ejercicio moderado, como caminar, nadar o ir en bicicleta, cinco veces por semana; el movimiento no solo mejora tu circulación, sino que también regula tu metabolismo. Evita el tabaco y limita el alcohol, ya que ambos incrementan el estrés oxidativo y empeoran la función renal. Un sueño reparador de 7–8 horas cada noche favorece la recuperación y ayuda a mantener la tensión bajo control.

Por último, realiza revisiones periódicas —analíticas de sangre y orina cada 6–12 meses— para detectar cualquier cambio a tiempo y ajustar tu plan de cuidado junto a tu equipo médico. Con constancia y seguimiento, estarás siempre un paso adelante en la protección de tu salud renal.

Alimentación y Medicación: Pilares para cuidar tus riñones

Una dieta adaptada al estado de tus riñones es esencial para reducir su carga de trabajo y mantener tu energía. Opta por proteínas moderadas (0,8 g/kg al día) de origen magro como pescado blanco, claras de huevo o legumbres bien cocidas; limita el sodio por debajo de 2 g diarios evitando embutidos y ultraprocesados; y controla el potasio y fósforo eligiendo frutas bajas en potasio (manzana, pera) y verduras como berenjena o calabacín. Mantén una hidratación equilibrada (1,5–2 L diarios, según tu retención) y planifica menús semanales junto a nuestro nutricionista para adaptar tus platos a tus necesidades y gustos.

Seguir tu plan de medicación con rigor es igual de crucial. Organiza tus fármacos en un pastillero semanal y establece recordatorios para tomarlos siempre a la misma hora, lo que ayuda a mantener niveles estables en sangre. Comunica a tu equipo médico cualquier suplemento, planta medicinal o AINE que tomes para evitar interacciones. Cada vez que revises tu filtrado glomerular, tu nefrólogo ajustará las dosis necesarias, y con nuestra educación terapéutica aprenderás la función y posibles efectos secundarios de cada medicamento —desde antihipertensivos hasta quelantes de fósforo o eritropoyetina— para que te sientas seguro en tu tratamiento.

No tienes que hacerlo solo: pide tu apoyo personalizado

Si necesitas orientación personalizada en cualquiera de estos apartados, en ALCER contamos con nutricionistas, psicólogos, fisioterapeutas y trabajadores sociales especializados en enfermedad renal crónica.